Las ruinas de Ek Balam, México: cómo llegar, visita, precios…

No vayas a creer que con los dos o tres nombres de ruinas mayas en México que conoces ya está todo hecho. Más allá de esas tan famosas, hay otras que, aunque menos conocidas, siguen siendo una auténtica maravilla. Es el caso de las ruinas de Ek Balam, en el estado de Yucatán, a unos 25 km de Valladolid. Fuimos tras ver una reproducción en el Gran Museo del Mundo Maya de Mérida… y nos encontramos con una joya casi desconocida que nos voló la cabeza.

No estábamos preparados para esa fachada de estuco y eso que ya la habíamos visto a tamaño natural. Habíamos visto otras fauces con colmillos protegiendo entradas al inframundo, pero las figuras y los detalles de la Acrópolis de Ek Balam están un peldaño más arriba en virtuosismo. Bueno, virtuosismo, y conservación, que parece que las han creado la semana pasada.

Te aseguramos que merece la pena el esfuerzo para llegar hasta las ruinas de Ek Balam: encontrarás pocos turistas, podrás subir a las pirámides y vas a alucinar con lo que te espera. ¿Te animas?

Cómo llegar a Ek Balam desde Valladolid: ¿hay autobús?

Ya hemos dicho que merece la pena el esfuerzo de llegar a las ruinas mayas de Ek Balam, pero ¿cuánto esfuerzo hay que hacer? Todo depende de la forma en la que te muevas en Yucatán.

Si lo haces en coche, no tienes más que seguir las indicaciones del GPS para llegar desde Valladolid –o desde donde estés, pero, seguramente, tendrás que pasar por Valladolid en algún momento–. Hablamos de unos 25 km y una media hora de conducción. Te ponemos la ubicación correcta de las ruinas de Ek Balam, porque aparecen varias en Google Maps y puedes acabar en la otra punta del estado.

Si viajas en transporte público, la cosa se complica un poco más. No hay autobuses hasta Ek Balam, ni a las ruinas ni al pueblo. Los más “cercanos”, dirección Tizimín, paran a unos 7 kilómetros de las ruinas, en la carretera federal 295. Allí no encontrarás nada para seguir tu ruta y tendrás que andar durante más de una hora y media. La otra opción, en transporte público, son los taxis compartidos, o colectivos, para cuatro personas desde el centro de Valladolid, concretamente desde aquí. No salen hasta que se llenan todos los asientos, pero hay bastante demanda, nosotros no tuvimos que esperar mucho. Llevan hasta el aparcamiento del complejo y es allí donde esperan para volver a Valladolid.

Tours a Ek Balam desde Cancún o Playa del Carmen con Chichén Itzá

Hemos dicho que, en coche o en transporte público, vas a tener que pasar por Valladolid casi con total seguridad. Definitivamente si te alojas en Cancún o en Playa del Carmen. En ese caso, si no tienes vehículo y no quieres complicarte la vida con autobuses hasta Valladolid –los hay de ADO y de segunda desde las dos ciudades– y taxis compartidos, puedes llegar directamente hasta Ek Balam con un tour.

Hay tours a las ruinas mayas de Ek Balam desde Cancún con visita a Chichén Itzá. Los tours desde Playa del Carmen a Ek Balam, también te llevarán a una de las nuevas maravillas del mundo moderno.

Explorando las ruinas de Ek Balam

Ya sabes cómo llegar. Ahora llega el momento de saber por qué llegar. Te hemos adelantado que las ruinas de Ek Balam nos encantaron, vamos a demostrártelo.

Historia de Ek Balam

La ciudad maya de Ek’Balam alcanzó su máximo apogeo durante el periodo clásico tardío/terminal (600-850/900 d.C.), como sede del reino de “Tlalol”.

No es un dato que hayamos memorizado –aunque lo leímos en su momento–, pero si quieres saber quién fue el constructor de la mayor parte de la Acrópolis, la joya de la corona de la zona arqueológica, te podemos decir que fue Ukit Kan Le´t Tok, el primer rey de Ek Balam del que se tiene constancia. Y, ¿por qué se molestó en hacerlo? Porque estaba levantando la que sería su tumba, donde fue sepultado con una ofrenda de más de 7.000 piezas de jade, conchas, cerámica, caracol…

Se cree que la ciudad perdió su posición dominante a manos de los itzáes –que posteriormente fundarían Chichén Itzá– en los primeros años del siglo XI.

A partir de 1994 se llevaron a cabo los trabajos arqueológicos en la zona y comenzaron a aparecer algunos de sus edificios en el interior de la superficie amurallada de 1,25 km².

Las plazas y las estructuras

Dentro de esos 1,25 km², las edificaciones se organizan alrededor de dos plazas principales: la norte y la sur. Hablamos de un juego de pelota y de nueve edificios, por ahora, de los que algunos todavía están por estudiar.

Solo tres de las nueve estructuras tienen un nombre identificativo: las gemelas –formada por dos construcciones superiores idénticas, edificadas sobre un mismo basamento–, la Acrópolis –la pirámide principal con la fachada que te volará la cabeza– y el Palacio Oval –con varios cuerpos ovalados superpuestos–. El resto reciben el nombre de “Estructura” y un número.

Nada más pasar la entrada, hay un mapa en un panel con las estructuras numeradas y pudimos seguir un recorrido para visitarlas todas. Como hemos dicho, encontramos pocos turistas, pero también nos cayó un importante chaparrón… recuerda llevar un impermeable o similar en la mochila.

La pirámide principal y los “ángeles” de Ek Balam

La joya de la corona de Ek’Balam es la Acrópolis, la pirámide principal. De entrada, alucinamos con la inclinación de su fachada, y de su escalera –ojo a la hora de bajar–. Y nos dimos cuenta de que aquello iba a ser especial.

A media subida, en el cuarto nivel, verás unos toldos que cubren parte de la estructura. Bajo ellos está la fachada de estuco que justifica por sí sola la visita a Ek Balam. Ocho enormes colmillos de jaguar –negro o estrella– protegen la entrada al inframundo. En realidad, la puerta de la tumba del primer rey, Ukit Kan Le´t Tok. No contento con los colmillos, toda la pared está llena de relieves que van desde monstruos hasta el mismísimo rey, además de dos guerreros alados que le protegen.

Nosotros nos quedamos un rato tratando de verlo todo y no paramos de llamarnos la atención el uno al otro para señalar una cosita aquí, un detalle allá… Además del rey y de los guerreros, encontramos una guacamaya, mazorcas de maíz, cruces mayas… Tómate tu tiempo, te aseguramos que lo vas a disfrutar como si fuera una viñeta de 13, Rue del Percebe.

Para acabar, desde lo alto de sus 32 metros de altura, tuvimos una panorámica completa de todo el complejo. Eso sí, como decíamos antes, cuidado al bajar, porque la inclinación es tremenda. No es la única pirámide a la que puedes subir, también podrás disfrutar de la vista desde el Palacio Oval.

Información práctica: Horarios y precios de las entradas a Ek Balam

Estamos casi seguros de que hemos conseguido convencerte, así que, antes de que preguntes, te vamos a contar todo lo que necesitas saber para visitar las ruinas mayas de Ek’Balam.

El área arqueológica de Ek Balam abre todos los días del año de 8 h a 17 h, con última entrada a las 16 h.

El precio de la entrada es de 556 MXN para extranjeros: 95 pesos del INAH –Instituto Nacional de Antropología e Historia mexicano– y 461 de la AAFY –Agencia de Administración Fiscal de Yucatán–. Los locales pagan 222 MXN: 95 pesos del INAH y 127 de la AAFY.

Si quieres saber más del sitio, puedes contratar una visita guiada a alguno de los guías que hay en la entrada. Eso sí, tendrás que negociar el precio antes de empezar.

El cenote de Ek Balam: Xcanché

A menos de dos kilómetros del aparcamiento de Ek’Balam se encuentra el cenote Xcanché. No nos acercamos porque teníamos previsto pasar por el cenote Chichi Kan a la vuelta a Valladolid –el taxi compartido nos paró en la carretera, a unos 10 minutos caminando–.

Es posible llegar al cenote Xcanché caminando o en bicicleta –si sabes y hay disponibilidad–. Son unos 20 minutos caminando en mitad de la selva. Es un cenote semiabierto de 50 metros de diámetro con las aguas a 15 metros bajo el nivel del suelo, bastante natural y con una zona en la que comer, además de oferta de tirolina, rappel y hasta kayak en sus aguas.

La maravilla en estuco de Ek Balam nos demostró que siempre hay que visitar las ruinas mayas de la Península de Yucatán, sean muy famosas o menos conocidas.